Mensaje No. 9

Dirigido a Los Líderes de La Derecha Española

"Let's Go Brandon!"

El polaco-soviético Félix Dzerzhinsky le advirtió a Lenin: "Tenemos que organizar nuestra propia oposición, antes de que la verdadera se organice en nuestra contra". Eso es lo que hemos podido comprobar en países bajo la supervisión castro-estalinista como Angola, Nicaragua, Cuba, Bolivia y entre otros: ¡Venezuela!

España no se queda o no se quedaría atrás. Hoy ya hemos podido retroceder intelectualmente en el tiempo contemporáneo y recordar el proceder de esas "oposiciones". Para muchos, el declive de España comenzó con Mariano Rajoy, pero tal vez podríamos regresar en el tiempo e imaginar otro génesis de la desgracia española.

Nuestro padre, QEPD, solía decir que no había nada más parecido a un republicano, en la política de Estados Unidos: ¡que un demócrata! Tal vez, exagerando un poco, podríamos decir lo mismo de un pepetista con respecto a un pesoetista: ¡ambos grupos comienzan por "P"! Por aquellos lares todos son blancos y se entienden.

Todavía recuerdo el cantar de mi difunto abuelo paterno, Don José Alonso Fernández ("don", aunque no era DE ORIGEN NOBLE), oriundo de una aldea cercana a Oviedo, en Asturias y franquista hasta los tuétanos: "...si los republicanos supieran el infierno que iban a coger, gritarían todos a coro: ¡padre cura confiéseme Ud.!" Eso, en respuesta a otro corito no tan "kosher" que rezaba: "...si las monjas y curas supieran, la paliza que les vamos a dar, gritarían todos a coro: ¡libertad, libertad, libertad!"

Si los pepetistas junto al rey y a la infanta supieran que con el definitivo triunfo de Los Progres se quedarían colgando de la brocha: ¡algo gritarían a coro!

Como mínimo podrían ir bordando sus respectivas camisas rojas y nuevas para postrarse cara al sol, porque en cualquier momento la muerte podría hallarlos y jamás se volverían a ver, no vaya a ser que se caigan y terminen en el puesto que tendrán allí. De llegar ese fatídico momento no volverán las banderas victoriosas ni tendrán prendidas cinco rosas, porque todas estarían marchitas. Ya no volverán a reír las primaveras; no las esperen ni por cielo ni por tierra ni por mar: ¡pues en España habrá comenzado a oscurecer!

En cuanto a Felipe VI, quien supongo que jamás ha disparado un chícharo en su vida, quedarse sin la corona sería como pasar el Niágara en bicicleta. De la pobre y hermosa infanta Sofía: ¡ni hablar!

Ahora cabría preguntarse: ¿será que el Partido Popular fue creado con los postulados de Dzerzhinsky en mente? No debemos estar creyendo en brujas, pero de que vuelan: ¡vuelan!