TORONADO - Parte III


Habíamos llegado a Venezuela por primera vez en septiembre de 1961.  Nuestro padre tenía 42 años; nuestra madre 9 años menos: 33.  Mi hermano Ricardo 13, mi hermana María Conchita (*) 6 y yo 11.


La Familia Alonso-Bustillo recién llegada a Venezuela en 1961

* En Wikipedia erroneamente se informa que mi hermana nació en 1957.  De haber nacido en ese año, no pudo haber pasado con su familia las vacaciones del Varadero de 1957.


María Conchita en las vacaciones de 1957 en Varadero con "Los Chichos" al fondo

Según nuestra madre solamente íbamos a Venezuela a pasar unas cortas vacaciones, algo que fue dificil de digerir tomando en cuenta las 13 maletas que llevábamos en el carro y "Chato", nuestro pequinés que jamás viajaba con nosotros: 


Nuestro pequinés "Chato" - Murió de 15 años en la Urb. El Bosque de Caracas
en su exilio de Venezuela

Luego estaban el ensañamiento de nuestro padre en contra de "Korea"; los regalos de muebles, televisores, la vajilla, ropa, la nevera y demás enseres entre los empleados y amistades.  Estaba el llanto incontrolable de Sofía Montero, quien había cuidado a nuestra hermana desde el mismo día en que nació el 29 de junio de 1955.

Lugares importantes de Cienfuegos

Hasta entonces, con la excepción de un fin de semana que pasamos en Mayajigua a unas tres horas de Cienfuegos donde mis padres pasaron su Luna de Miel en 1945, las vacaciones siempre las pasábamos en "Los Chichos", la casa de Varadero


Fin de semana en Mayajigua con mis padre y mi hermano Ricardo

La ruta de Cienfuegos a Varadero nos la sabíamos de memoria y la íbamos recitando por el camino.  Salíamos de Punta Gorda (nuestra urbanización) y doblábamos a la derecha (hacia el norte) en Aguada de Pasajeros (a 1 hora de camino) buscando la Carretera Central, construída por el Gral. Gerardo Machado entre 1927 y 1931, terminándola 2 años antes de su derrocamiento el 12 de agosto de 1933.


En Aguada de Pasajeros doblábamos a la derecha rumbo al norte y a otra hora de camino llegábamos a Colón donde nuestro padre doblaba a la izquierda y se montaban en la Carretera Central.  En Colón vivía un chino que hacia una  "katanas(papalotes o papagallos) fabulosas .  Era una tradición familiar el pararnos donde el chino y comprarle unas cuantas katanas para volarlas en Varadero, donde el viento del norte soplaba fuerte. 


Una vez en la Carretera Central, pasábamos por los pueblitos de Perico y Jovellanos, para doblar a la derecha en Coliseo rumbo a Cárdenas, donde mi futuro suegro Joffre Etcheverry había nacido un 11 diciembre 1915, muriendo en su exilio de Caracas el 8 de diciembre de 2008: sin jamás haber regresado a Cuba.  Mi futura suegra, Siomara Martín de Etcheverry, solía asegurar que los afrocubanos tintos-retintos a quienes les brillaba la piel negra, eran los sanos.  Ella solamente contrataba cubanos afroamericanos con pieles brillantes.  


La Abuela Carmelina, QEPD, sin embargo: ¡no contrataba afrocubanos!  A ella le gustaba contratar chinos.  Un día le llegó un chino para cubrir la plaza de cocinero y la abuela lo rechazó alegándole que los hombres se agarraban el tareco con la mano, a lo que el chino respondió: "no, Señola Camelina... ¡yo me la agalo con un papel!"

La Abuela era dueña de muchos cuentos, algunos de ellos - seguramente - inventados.  Sucedía que en Cuba había muchos chinos trabajando en casas de familia, la mitad de ellos de nombre "Julián", que pronunciaban wulian y la otra mitad "Joaquín", que pronunciaban wuaquín.

Cuenta La Abuela que un día llegó un chino a casa de su madre, Abuelita Doña María, en Santa Clara atendiendo una solicitud de empleo. "¿Ud sabe cocinar, chino?", le preguntó Doña María: "¡sí! Chinito poquito cocileno", le respondió el chino. "¿Y lavar?". "¡Sí! Chinito poquito lavandelo."  "¿Y de jardinería sabe Ud, chino?" "¡Si! Chinito poquito jaldinelo."  "¿Cómo se llama Ud, chino?" "¡Malia Luisa!", le respondió el chino.  "¿María Luisa? "  "¡Sí!  ¡Chinito poquito malicón...!"

En otra oportunidad, contaba La Abuela, en el juzgado correccional de Santa Clara se presentó un chino acusado de atrasarse en pagar sus impuestos locales.  El chino acusado no hablaba una sola palabra de español, o así decía, por lo que se llevó a su intérprete.

Lo primero que hizo el juez fue preguntarle al indiciado, a través de su intérprete, cuál era su nombre.  El intérprete comenzó: "我们在天上的父,愿人都尊你的名为圣,求你进入我们,进入你的国度,我们在天上的父,愿人都尊你的名为圣,求你进入我们,进入你的国度,愿你的旨意行在地上,如同行在天上。我们日用的饮食,今日赐给我们。免我们的债,如同我们不免我们的债。债务人,我们不会原谅我们的罪过。让我们陷入诱惑,但拯救我们脱离邪恶,阿门愿你的旨意行在地上,如同行在天上。我们日用的饮食,今日赐给我们。免我们的债,如同我们不免我们的债。债务人,我们不会原谅我们的罪过。让我们陷入诱惑,但拯救我们脱离邪恶,阿门" a lo que el acusado respondió: ¡Wuaquín!

Había en Santa Clara un abogado muy famoso por su tramposería llamado Rafael Vidal, apodado cariñosamente Rata Pelúa, quien "coincidencialmente" se dedicaba a rondar las calles de La Pastora en busca de algún cliente.  

Una tarde, según La Abuela, estaba caminando un chino nerviosamente frente al mismo juzgado correccional de Santa Clara mostrándose tremendamente preocupado.  La Abuela, quien solía pasear con sus hermanas por los predios del juzgado, al ver al chino "Julián" tan consternado le preguntó qué le pasaba, a lo que el chino respondió: "¡...estoy espelando a mi abogado que no llega...!"  Entonces La Abuela le inquirió: "¿Y Ud. no conoce al Dr. Vidal?"  "¡Masiao!", le respondió el chino.


Aunque en la foto mi suegro Joffre no se parece tanto al entonces-presidente Ronald Reagan (cuatro años mayor que mi suegro), en persona eran casi idénticos, al punto en que una vez en las calles de Miami un individuo le preguntó si no era el ex-presidente.  En consecuencia, a partir de entonces mi suegro trató de no transitar mucho públicamente por Estados Unidos.


Joffre Etcheverry con Siomara Martín de Etcheverry y nuestra hija María Carolina
en 1977 disfrutando del Club Playa Azul, en Naiguatá - Venezuela


Mi futura suegra, Siomara Martín de Etcheverry, solía asegurar que los afrocubanos tintos-retintos a quienes les brillaba la piel negra, eran los sanos.  Ella solamente contrataba cubanos afroamericanos con pieles brillantes.  

La Abuela Carmelina, QEPD, sin embargo: ¡no contrataba afrocubanos!  A ella le gustaba contratar chinos.  Un día le llegó un chino para cubrir la plaza de cocinero y la abuela lo rechazó alegándole que los hombres se agarraban el tareco con la mano, a lo que el chino respondió: "no, Señola Camelina... ¡yo me la agalo con un papel!"

La Abuela era dueña de muchos cuentos, algunos de ellos - seguramente - inventados.  Sucedía que en Cuba había muchos chinos trabajando en casas de familia, la mitad de ellos de nombre "Julián" que pronunciaban wulian y la otra mitad "Joaquín", que pronunciaban wuaquín.

Cuenta La Abuela que un día llegó un chino a casa de su madre, Abuelita Doña María, en Santa Clara atendiendo una solicitud de empleo. "¿Ud sabe cocinar, chino?", le preguntó Doña María: "¡sí! Chinito poquito cocileno", le respondió el chino. "¿Y lavar?". "¡Sí! Chinito poquito lavandelo."  "¿Y de jardinería sabe Ud, chino?" "¡Si! Chinito poquito jaldinelo."  "¿Cómo se llama Ud, chino?" "¡Malia Luisa!",  le respondió el chino.  "¿María Luisa? "  "¡Sí!  ¡Chinito poquito malicón...!"

En otra oportunidad, contaba La Abuela, en el juzgado correccional de Santa Clara se presentó un chino acusado de atrasarse en pagar sus impuestos locales.  El chino acusado no hablaba una sola palabra de español, o así decía, por lo que se llevó a su intérprete.

Lo primero que hizo el juez fue preguntarle al indiciado, a través de su intérprete, cuál era su nombre.  El intérprete comenzó: "我们在天上的父,愿人都尊你的名为圣,求你进入我们,进入你的国度,我们在天上的父,愿人都尊你的名为圣,求你进入我们,进入你的国度,愿你的旨意行在地上,如同行在天上。我们日用的饮食,今日赐给我们。免我们的债,如同我们不免我们的债。债务人,我们不会原谅我们的罪过。让我们陷入诱惑,但拯救我们脱离邪恶,阿门愿你的旨意行在地上,如同行在天上。我们日用的饮食,今日赐给我们。免我们的债,如同我们不免我们的债。债务人,我们不会原谅我们的罪过。让我们陷入诱惑,但拯救我们脱离邪恶,阿门" a lo que el acusado respondió: ¡Wuaquín!

Había en Santa Clara un abogado muy famoso por su tramposería llamado Rafael Vidal, apodado cariñosamente Rata Pelúa, quien "coincidencialmente" se dedicaba a rondar las calles del antiguo barrio La Tanoya - que luego fue renombrado La Pastora - en busca de algún cliente.  

Una tarde, según La Abuela, estaba caminando un chino nerviosamente frente al mismo juzgado correccional de Santa Clara mostrándose tremendamente preocupado.  La Abuela, quien solía ir a pasear con sus hermanas por los predios del juzgado, al ver al chino "Julián" tan consternado le preguntó qué le pasaba, a lo que el chino respondió: "¡...estoy espelando a mi abogado que no llega...!"  Entonces La Abuela le inquirió: "¿Y Ud. no conoce al Dr. Vital?"  "¡Masiao!", le respondió el chino.

Desde Playa Caleta hasta Cayo Libertad en Varadero  (sin contar Cayo Buba) hay 22 kilómetros de playa con arena blanca como la nieve, donde uno puede caminar 100 metros mar adentro y el agua le llega a la rodilla.


Varadero era todo un paraíso, al menos para nosotros.  Uno de mis pasatiempos favoritos era montar en diminutas carretas tiradas por grandes chivos. 

Nuestra prima Carmencita (Carmen Teresa Lucresia Alonso Sed), quien el 23 de septiembre de aquel año 1957 cumpliría  11 años, era muy miedosa y le tenía pavor a montarse en un carretón tirado por chivos.  Conociendo su debilidad, una vez la monté en uno de esas mini-carreta, me bajé de ella dejándola íngrima y sola.  Sus gritos se escucharon en la Calle Cuba de Santa Clara!


Por el lado de la otra prima, "Momy", también tengo una historia.   Aquel inolvidable verano del '57 en Varadero decidimos jugar a "Tarzán & Juana".  Yo era Tarzán y ella: ¡Juana!  Entonce la amarré a un árbol para que pidiera auxilio a "Tarzán", quien se suponía llegaría al rescate... solo que "Tarzán" no lo hizo.

"Momy", quien ya tenía 6 años cumplidos el 28 de enero de aquel año, comenzó a llamar a "Tarzán".  "¡Tarzán! ¡Tarzán! ¡Auxilio!", pero "Tarzán" nada que llegaba.  Luego de infinidades de gritos llamando a "Tarzán": ¡cambió el llamado por "Robert"!  "¡Robert!  ¡Robert! ¡Desamárrame!"  Luego de mucho insistir, sus gritos fueron escuchados por la cocinera de "Los Chichos" quien llegó a su rescate.  Jamás quiso jugar conmigo ni a las Damas Chinas.


Para aquel verano del '57 era tan, pero tan flaco, que mi abuela Carmelina, QEPD, me apodó "Rodilla de Chivo".  Un día el jardinero de "Los Chichos" me dijo que para engordar tenía que comer mucho pan untado de queso crema rociado con azúcar.  En efecto: ¡en las vacaciones de 1957 engordé varios kilos! 

Pero en el verano de 1961, ya tarde en el mes de agosto, no doblamos a la derecha en Coliseo hacia Cárdenas.  Seguimos derecho pasando por Matanzas rumbo a La Habana, ciudad que yo particularmente detestaba, pero una de las capitales más importantes y avanzadas de la América hispana. 

En febrero de 2019, viendo en mi exilio de Miami el programa del cholito Bayly (a quien en octubre de 2019 mandé a la mierda), me tocó escuchar a un verdadero imbécil asegurar que cuando el comunismo llegó a Cuba: La Habana era un pueblo.  


Lo cierto es que cuando subimos a Caracas desde el puerto de La Guaira en septiembre de 1961, mi madre sufrió una terrible crisis nerviosa al ver la evidente pobreza que reflejaban los "ranchitos" (las favelas) del llamado "cinturón de miseria"; un espectáculo de esa magnitud jamás fue visto en ciudad o pueblo alguno de Cuba, al menos ANTES del comunismo. 


Favela parte del "Cinturón de Miseria" de Caracas

La Habana, antes del comunismo, tenía sus barrios de pobreza extrema entre los que se destacaba "El Barrio de Las Yaguas", sin embargo, significativamente de menor proporción al triste e infame "Cinturón de Pobreza" de Caracas el cual se fue incrementando luego de la caída de Marcos Pérez Jimenez.  Además, estos barrios cubanos no estaban expuesto a la vista pública como lo están los ranchitos que circunvalan vergonzosamente la capital de Venezuela, uno de los países más ricos del planeta... al menos para 1961.


Barrio De Las Yaguas en La Habana

Nuestro exilio en Venezuela está cargado de historias y anéctodas que proveerían material para publicar diez páginas como éstas.

No fue hasta 1964, cuando nuestro padre fue ascendido a gerente general de Intervenca (empresa que comenzó instalando alarmas de fuego y robo en Caracas) con un sueldo mensual de Bs. 4,000 (unos US$ 230 al cambio de Bs. 4.30 x US$) que pudo comprarse un carro: ¡un VW del año 59!


Al cabo de los tres años renunció y montó su propia empresa.  Para 1969 tenía el capital suficiente como para darse y darnos unos cuantos lujos: ¡como el Toronado!

La familia, para entonces, había crecido.  Además de nuestros padres, mi hermano Ricardo, mi hermana María Conchita y "Chato": ¡había llegado "Nerón"!


Foto familiar en las Navidades de 1964

"El Venado"

El Toronado llegó justo el día en que me participó la naviera que llegaría: el 17 de agosto de 1970.  Pero venía con un "problemita técnico".  Entre los documentos de importación no se encontraba la factura original de compra debidamente traducida y sellada por el consulado de Venezuela en Miami: ¡horror! ¡Yo me quería morir!


Puerto de La Guaira en 1970

Estaba a punto de tener mi primer encuentro cercano (del primer tipo) con la connotada e histórica corrupción administrativa de Venezuela.  Después vendrían tantos encuentros que se me haría imposible relacionarlos todos en una sola página virtual de un blog, por muy larga que ésta sea.

En la mañana del 20 de agosto de 1970 bajé con nuestro padre a la aduana del Puerto de La Guaira.  La ansiedad por ver a NUESTRO Toronado sano y salvo me estaba destruyendo el ánimo. No lo veía por ninguna parte.  Se suponía que estaría en el "Galpón X", pero ahí no estaba: ¿se lo habrían robado?

Luego trabajando en la "Distribuidora Rialón", empresa de importación de nuestro padre, me enteré de que en el proceso de ingresar mercancías en Venezuela uno puede ser víctima de la extorsión o de la matraca por varias vías.  Nuestros propios agentes aduanales son los primeros en martillar.  Hay que tener mucho cuidado con ellos porque éstos suelen inventar cualquier cantidad de "contratiempos".  Para agosto de 1970 nuestro padre conocía todas las modalidades de matraca.

Cuando nos dijeron que había un problemita técnico me quise morir, sin embargo: ¡nuestro padre ni se inmutó!

La Venezuela de 1970 se parecía mucho en materia de matraca a la Cuba anterior a La Revolución.  Trabajando con mi abuelo Don Alonso, quien importaba mercancía de Hong Kong, nuestro padre aprendió a "cometer" ciertas irregularidades en los documentos.  Aquellas "irregularidades" le permitía al vista de aduana aplicar sus martillazos.


Gral. José Miguel Gómez, alias "Tiburón"

A principios del siglo pasado hubo en Cuba un presidente llamado José Miguel Gómez quien venía de ser general de la Guerra de Independencia, a quien ya de presidente le llamaban Tiburón, porque cuando"comía": ¡"salpicaba"!


Gerardo Machado y Morales, "El Mocho"

En 1925 llegó a la presidencia de Cuba un carnicero mocho quien logró el rango de general en la misma guerra de independencia donde luchó El Tiburón: Gerardo Machado y Morales. Había nacido en Camajuaní que era prácticamente un suburbio de Santa Clara, ciudad en la que vivían mis antepasados por parte de padre.  Allí el Gral. Machado y mi bisabuelo Ricardo García (asturiano), hicieron buenas migas. 

Según mi abuelo Don José Alonso y Fernandez, Machado fue el mejor presidente que tuvo Cuba desde Don Tomás Estrada Palma, el primer cubano en asumir ese cargo el 20 de mayo de 1902.


Machado comenzó su primer gobierno con la abundancia y luego le tocó gobernar en medio de la Gran Depresión, sin embargo logró culminar grandes obras como La Carretera Central y El Capitolio, inspirado en el de Washington.  Con una cúpula de casi 93 mt de altura (3 mts más que la de Washington) y un diámetro de 32 mt, se convirtió en su momento en la quinta cúpula más alta del mundo.

El primer gobierno del Gral. Machado fue excelente, pero en 1928 hizo como hiciera Hugo Chávez en diciembre de 2008: enmendar la constitución para buscar una reelección presidencial.  Machado se presentó como candidato en las elecciones de 1928 resultando ganador.  Un año más tarde fue castigado por la Gran Depresión y ya convertido en dictador: fue despojado del poder - ¡violentamente! - el 12 de agosto de 1933. 


Zar Nicolás II

Cuando el último zar de Rusia - Nicolás II - fue defenestrado el 15 de marzo de 1917, los bolcheviques que como buenos comunistas se apropian de todo y el resto lo destruyen, se adueñaron de las riquezas de la familia real entre las que se encontraba la corona imperial que estaba saturada de diamantes de altos kilates.


El diamante original en su sitial del Capitolio de La Habana

La historia no explica cómo un joyero turco llamado Issac Estefano se instaló en Cuba con uno de los diamantes de 25 kilates extraídos de la corona del Zar.  Golpeado por la terrible Gran Depresión, el turco se vio obligado a vender el diamante por un precio infinitamente inferior al que tenía.  Tampoco se sabe cómo la joya en cuestión fue a dar a manos del gobierno cubano y en 1929 fue instalada en El Capitolio para marcar el "Kilómetro Cero" de la entonces monumental "Carretera Central".  En Washington DC y frente a La Casa Blanca se hizo lo mismo: ¡pero sin diamantes!


Dr. Ramón Grau San Martín

En 1944 regresó a la presidencia de Cuba el Dr. Ramón Grau San Martín y en 1946: ¡el diamante del Capitolio desapareció misteriosamente!  Aquello fue un escándalo de marca mayor que generó no pocas jaranas.   "¿Quién se robó el diamante del Capitolio?", era la gran pregunta que el grueso de la población cubana se hacía.

Un año después el diamante apareció misteriosamente sobre el escritorio del mismo presidente Don Ramón Grau.   Se corrió en Cuba el rumor en cuanto a que el diamante fue encontrado por la señora que hacía la limpieza en el despacho presidencial. 


Grau San Martín tuvo, al igual que Luis Herrera Campins en Venezuela, su Vinicio Carrera llamado José Manuel Alemán

Siendo ministro de educación de Grau, se calcula que Alemán pudo haberse ido de Cuba con unos US$ 200 millones en su haber.  De la nada, José Manuel llegó a ser dueño de un central azucarero en Cuba, de la Línea Aeropostal Cubana, de cuantiosas extensiones de terreno en La Habana y entre muchas otras propiedades: del club de béisbol "Los Tigres de Marianao". 


"La Costa de Oro de Miami Beach" (South Beach)

Unos 1,500 empleados - distribuidos en decenas de oficinas - administraban sus bienes solamente en Miami donde era dueño del Cayo Vizcaíno y del estadio de la ciudad, el más bello en su momento en todo Estados Unidos; de numerosos edificios de apartamentos, de no pocos hoteles y de manzanas enteras en la llamada Costa de Oro de Miami Beach (South Beach), a lo que se le añadía una casa colonial - "Il Mio Castello" - de dos cuerpos, paredes de cantería y pisos de mármol enclavada en un área de dos manzanas con muelles y fondeadores propios para yates de travesía: ¡una de las  posesiones más codiciadas y mejores de la playa!

Pero murió joven el 24 de abril de 1950 a los 45 años producto del Mal de Hodkin.  Fue el caso más sorprendente de enriquecimiento súbito que registra la historia de Cuba.  A su lado, Vinicio Carrera parecía un niño explorador.

Durante el gobierno de Grau San Martín hubo un enorme enfrentamiento callejero a tiros entre dos bandas de gángsteres.  Se requería la intervención inmediata del presidente de la república.  Cuando le fueron a avisar a Grau de los acontecimientos en pleno desarrollo para que tomara cartas en el asunto, éste alegó estar aquejado de catarro y no le prestó atención hasta que las dos bandas habían sufrido ingentes bajas.


Hugo Chávez en febrero de 1992

En 1970, cuando NUESTRO Toronado llegó al puerto de La Guaira, nuestro padre me comentó que por la vía de corrupción que iba la Venezuela de entonces, aparecería un personaje que ofrecería poner orden y nuestra patria adoptiva terminaría como nuestra Cuba natal.  Nuestro padre, en agosto de aquel año se estaba adelantando a los acontecimientos del 4 de febrero de 1992 cuando los venezolanos supieron de la existencia de Hugo Rafael Chávez Frías: el "salvador" que nuestro padre había pronosticado 22 años antes.


El Presidente Donald Trump en 2020

Cuando en 1994 Rafael Caldera llegó a Miraflores por segunda vez, le dije a mi familia que la mal-llevada democracia venezolana tenía sus días contados.  En 2004 me vi obligado a exiliarme una vez más.  En esa oportunidad me tocó hacerlo en Estados Unidos.  El deterioro que vi en la Venezuela de 1994 no se comparaba – ¡para nada! – con lo que llegué a ver en mi segunda patria adoptiva: ¡y así se lo hice saber en una carta pública - fechada el 18 de julio de 2020 - al entonces presidente Donald Trump.

INTENTO DE ATENTADO CONTRA EL PRESIDENTE MACHADO


Palacio Presidencial de Cuba - Hoy convertido en "El Museo de La Revolucion"

El General Machado sobrevivió a varios atentados, como la bomba colocada en el Palacio Presidencial (hoy convertido en El Museo de la Revolución) en 1931.  Sin embargo, el más macabro de las conspiraciones terrorista llevadas a cabo en Cuba fue la ejecutada por el grupo de estudiantes que pertenecían a una organización extremista llamada "ABC".


Se decía que el único machadista honesto y querido por la inmensa mayoría de los cubanos era un tal Clemente Vázquez Bello, quien para 1932 fungía como presidente del Senado y era uno de los presidenciables.

El 28 de septiembre de 1932 los abecedarios (miembros del grupo estudiantil "ABC"), completaron con éxito la primera fase del plan para eliminar al presidente Machado ya convertido en dictador: ¡asesinar al Senador Vázquez Bello.  


Cementerio de La Habana donde sepultado Clemente Vázquez Bello

Machado y Vázquez (18 años menor que el primero), se conocieron en Santa Clara, ciudad donde ambos residían.  Fue un funcionario clave en los dos gobiernos del Gral. Machado.  Los abecedarios supusieron que eliminando a Vázquez, éste sería enterrado en el cementerio de La Habana, a cuyo sepelio acudirían Machado y todos sus ministros. En tal sentido, los estudiantes del ABC previamente sembraron dinamita en el sector donde se suponía sería sepultado Vázquez, con la intención de eliminar al presidente junto a toda su plana mayor.


Película de Hollywood (1949) sobre el atentado de 1932

Pero los abecedarios no contaron con la mano invisible del destino y a última hora la familia de Vázquez decidió sepultarlo en el panteón familiar en Santa Clara, a 280 km de distancia de la capital cubana.


Matanza de San Valentin del 14 de febrero de 1929

El mismo día del asesinato del Senador Vázquez, Machado llevó a cabo una razia vengativa al estilo de "La Matanza de San Valentín", modificándole la salud a unos cuantos connotados opositores de su gobierno, incluyendo a tres hermanos de apellido Freyre de Andrade.  El representante (diputado) Miguel Ángel Aguiar recibió cuatro balazos calibre .45: ¡sobreviviendo milagrosamente!


El Presidio Modelo del Presidente Machado

Presintiendo tal vez que en un futuro cercano tendría que detener a muchos detractores, Machado mandó a construir una inmensa cárcel en la Isla de Pino (hoy Isla de la Juventud) llamado "El Presidio Modelo" con una capacidad para 500 reos.  Cuando le preguntarón por qué había mandado a construir una prisión tan inmensa, Machado respondió: "... porque algún día vendrá un loco que la llenará completamente..."  Ese loco resultó ser - unos veinte y tantos años después: ¡Fidel Castro Ruz!


El propio Castro sería inquilino del Presidio Modelo tras su participación - ¡desde lejos! - en el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.  En él morirían cientos de detenidos y condenados por el régimen comunista que se adueñaría de Cuba casi 26 años después del derrocamiento de Machado.

Al presidente Gerardo Machado se le atribuye la siguiente sentencia: 
"Después de mí... ¡el caos!"

Leonor Ferreira
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En 2006 tuve el inmenso honor y satisfacción de conocer y departir por muchas horas con Leonor Ferreira - La Abuela del Exilio - quien para entonces tenía 92 años, habiendo nacido en 1914.

A la edad de 14 años, justo cuando el entonces-presidente Machado se había vuelto dictador, Leonor ya pertenecía al ABC.  Fue involucrada en planes subversivos y condenada a prisión, convirtiéndose - históricamente - en la prisionera política más jóven de Cuba. 

Debido a su edad, el presidente Machado aceptó que la madre de Leonor la acompañara permanentemente en su celda.  Al cabo de varios años fue liberada y participó en el plan del atentado con dinamita de 1932.  Cuando la conocí en Miami, era la única sobreviviente de aquel fallido plan subversivo.


Leonor murió en su exilio de Miami en 2019: ¡a la edad de 105 años!  Su mayor satisfacción, según ella, fue sobrevivir para ver morir a La Bestia (Fidel Castro Ruz), el 25 de noviembre de 2016.  Tres años más tarde moriría ella.

Desiderio - "Desi" - Arnaz III


Desi Arnaz terminó siendo uno de los grandes monstruos de la televisión estadounidense y mundial.  Llegó a Cuba exiliado en 1933 debido a que su padre fue alcalde en el gobierno de Machado de la ciudad de Santiago de Cuba, la más importante de la isla después de La Habana.

Como exiliado y a la edad de 16 años tuvo que emplearse en diversos trabajos, entre los que se encontraba la limpieza de jaulas de canarios.  Su padre logró salir de Cuba poco después y con la ayuda de Machado (quien ya se encontraba en Miami donde terminó muriendo el 29 de marzo de 1939), logró comenzar un negocio de tejas viejas que extraían sus empleados de antiguas casas cubanas.  Esas tejas españolas, muchas de las cuales habían sido traída de la España imperial, causaron sensación en La Florida.


Mar-a-Lago fue una de las grandes mansiones que ya terminada su construcción en 1927, incorporó a sus techos muchas de las tejas españolas que el padre de Desi había importado a Estados Unidos desde la isla de Cuba. 


Desi ideó el uso de tres cámaras de película para inmortalizar muchas series de la televisión "americana", entre las cuales conocemos a "I Love Lucy", la que desde el primer día de su transmisión hasta hoy (74 años más tarde), jamás ha salido del aire.

En la aduana del Puerto de La Guaira en agosto de 1970 galopaba la corrupción a toda velocidad.  El jefe de aduana para entonces era un individuo marcadamente mestizo de apellido Alvarado: alto, flaco y encorvado, con una inmensa verruga en el lado izquierdo de su achatada nariz.  De habérmelo encontrado en un callejón solitario pasada la medianoche de cualquier día en cualquier lugar: ¡hubiera buscado refugio!


Gallina Vs. Loro

No habían pasado 10 minutos de nuestra presencia en la aduana marítima del Litoral Central cuando se apareció Alvarado - alias "El Venado" - con una comitiva de unos cinco "asistentes".  Era evidente que "El Venado" no trabajaba solo.  Era más parecido a un tiburón, porque cuando comía, debía salpicar... algo extaño ya que Alvarado era funcionario del gobierno de Rafael Caldera y se decía que los copeyanos (del partido COPEI) comían como las gallinas: ellos solos.   Por otro lado, los adecos (del partido Acción Democrática), comían como los loros, es decir: comían y dejaban que otros comieran.  Era muy posible que "El Venado" tuviera una manera muy particular y personal de comer y muy pronto lo averiguaríamos.

Como el clásico matraquero, "El Venado" comenzó poniendo el escenario extremadamente difícil.  Cada vez que mencionaba una "dificultad", se me apachurraba el hígado, mientras que nuestro padre se notaba fresco como una lechuga.  Llegó a comentar que El Toronado podría ser devuelto a Miami, con todo lo que ese teje-maneje significaría en términos de pesos y centavos.  

Su comitiva afirmaba con expresiones corporales y faciales cada comentario del "Venado".  Luego de enumerar todos los posibles inconvenientes: ¡"El Venado" por fin "brincó"!

"Sr. Alonso" - acotó "El Venado" con voz profunda y preocupada - "todo esto puede resolverse con una multa de Bs. 2,150" (US$ 500 al cambio).   "¿Bs. 2,150?" me pregunté calladamente.  Aquel personaje sacado de una novela radial de "Los Tres Villalobos", estaba cobrando más que lo que nos costó el flete del carro de Miami a La Guaira.

Me sorprendió ver que nuestro padre traía en su bolsillo un puñado de billetes de alta denominación que excedían los Bs. 2,150.  Cuando "El Venado" vio aquel manojo de reales, se atrevió a decir: "claro, Sr. Alonso, que si Ud. contemplara una propinita para los muchachos aquí presentes no les caería mal..."  Total que la dolorosa terminó en Bs. 5,000 que era lo que nuestro padre traía encima y estaba considerando pagar por la tradicional matraca o mordida.

Debido a que mi progenitor tenía negocios de importación y como el abuelo Don José importaba a Cuba materia prima de Hong Kong, él lo hacía desde Venezuela; a partir de la importación del Toronado cada vez que le llegaba un embarque de China al Puerto de La Guaira, le echaba una llamadita al "Venado", quien siempre recibía su regalito.


Ratán tejido para muebles

Vale aquí darle un crédito a los chinos de 
La Man Chong Rattan de Hong Kong y a su fundador; el Sr. Yem Ming.  


Mr. Yem Ming, fundador de Man Chong Rattan


Man Chong Rattan de Hong Kong

Cuando nuestro abuelo comenzó la importación en Cuba de ratán en 1920, los chinos le mandaban la materia prima y Don José la tejía en lo que llamábamos esterillas. Llegó a tener la mayor fábrica de esterillas en el continente americano.  Su primera fábrica estaba cerca del Puerto de Cienfuegos.  La empresa ferroviaria le había desviado una línea que atravesaba la fábrica, la que en 1933 fue totalmente destruida por un fuego que se produjo en un galpón adyacente, aunque muchos alegaron que fueron los subversivos anti-machadistas quienes le quemaron la fábrica a sabiendas de que la familia de su suegro (nuestro bisabuelo Don Ricardo García) era afecto al régimen y amigo del entonces presidente convertido en dictador.


Foto del fuego que acabó con la fábrica del abuelo el 15 de septiembre de 1933

El siniestro sumió a Don José en una terrible depresión.  Para entonces ya tenía sus tres hijos: José Manuel (de 18 años), Armando (de 16) y nuestro padre Ricardo de 14.  


El Abuelo en 1920 sentado en una silla de ratán hecha en su 1ra fábrica.
Con él sus 3 hijos: José Manuel, Armando & Ricardo

El incendio llevó al abuelo al hospital con una crisis de nervio.  El médico que lo trató en El Sanatorio de la Colonia Española en Cienfuegos le hizo tragar un algodón amarrado a un hilo y al día siguiente, al ver que el algodón mostraba rastros de sangre: le diagnosticó una úlcera péptica


Departamento de urología del Sanatorio de la Colonia Española en Cienfuegos
En él nacimos mis hermanos y yo.  Hasta 1960, nuestro padre pagaba 3 pesos cubanos mensuales por nuestra familia de 5 miembros, teniendo todos los servicios médicos: ¡incluyendo medicinas!

Aquel médico le recomendó que para curar su úlcera solamente comiera pollo hervido acompañado de legumbres y papas también hervidas, pudiendo salirse de esa estricta dieta un día a la semana, en el que podía comer arroz con pollo con ensalada y una copita de vino tinto.  Don José murió en agosto de 1975 y hasta el día de su muerte a los 94 años le cumplió la recomendación a aquel matasanos del sanatorio español, solo que un día antes de morir le pidió a la abuela Carmelina, QEPD, que le diera un par de huevos fritos con un trozo de yuca hervida.  Hacía 45 años que Don José no probaba ambos alimentos.


Ambulancia del Sanatorio de la Colonia Española 
similar a la que trasladó al abuelo en 1933

Para curarse la depresión Don José regresó a la aldea Villaperez, hoy parte de Oviedo, España, ciudad de la cual provienen los atepasados de José Ovidio Rodríguez Cuestas, mejor conocido en Venezuela por su seudónimo artístico: Napoleón Bravo.


No fue hasta 1972 que el hijo menor  de Don José, nuestro padre y dos de sus nietos viajaron a España a conocer a la familia Alonso original.  Ahí corroboramos la influencia de los genes.  Una de las bisnietas de la hermana de Don José parecía la gemela de mi hermana María Conchita.  La estadía en Villapérez duró una semana, al cabo de la cual viajamos a Berlín donde mi hermana entregaría la corona como Miss Princecita Mundial.


Don Alonso, para superar la pobreza de su familia, se convirtió en seminarista.  Antes de ordenarse sacerdote el seminario le otorgó un año sabático que él lo comenzó a cumplir en la Cuba recién independizada de la corona española,  hacia donde su hermano menor, Benjamín, había huido años antes luego de darle muerte en un duelo al marido de su amante.  Se había cambiado de nombre y vivía en la ciudad de Santa Clara. 


Barriles como los empleados para exportar vino desde España a Las Américas

El primer trabajo de Don José en Cuba fue en la ciudad de Santa Clara (llamada tiempos antes "Villaclara" *), en un almacén de un paisano asturiano que importaba víveres y vinos de España.  Ahí el propietario bautizaba el vino que venía en grandes barriles, es decir, le echaba agua para incrementar su volumen.  Ese vino bautizado era vuelto a bautizar (¿confirmar?) por el cliente que lo vendía al detal en su bodega o fonda.


* En 2022 publiqué en Amazon una recopilación de anécdotas y cuentos villaclareños que todos los que tuvieron algo que ver con Santa Clara (entonces capital de la provincia de Las Villas) deben leer.  Fueron publicadas originalmente por Don Antonio Berenguer y Sed, pariente de Florita Sed, madre de nuestra prima Carmencita.


Aniversario de bodas de Don José y la Abuela Carmelina, QEPD
en el exilio de Caracas - 1974

Una tarde en Santa Clara en un descuido al bajarse de un carruaje tirado por caballos, la Abuela Carmelina, QEPD, mostró una de sus pantorrillas.  El abuelo se percató de ella y desde ese día no pudo pensar más que en quien sería su esposa hasta su muerte: la madre de sus tres hijos y abuela de sus siete nietos.  


La Abuela Carmelina, QEPD, a sus 20 años

El abuelo jamás regresó al seminario aunque siempre fue extremadamente católico-practicante.   En 1970 recibió los Santos Olios cuyo rito recuerda la consagración del Espíritu Santo: su acción y su fuerza. Sus raíces se remontan al Antiguo Testamento cuando los reyes y los profetas eran consagrados con aceite.  Este sacramento se emplea - entre en otras ocasiones - para la unción de los enfermos graves y de los que se suponen están a punto de morir o en peligro de muerte.  El aceite que no se usa durante el año anterior a la próxima Misa Crismal se entierra o se quema.  El abuelo se vino a morir cinco años más tarde de su consagración

El padre de la Abuela Carmelina, QEPD, era un potentado en Santa Clara.  Había llegado a la Cuba colonial desde Asturias y en la Guerra de Independencia fue nombrado teniente del ejército español y director de la prisión de Santa Clara.  Al terminar el conflicto bélico pudo salvar su vida porque había dejado escapar de la prisión a muchos prisioneros cubanos, muchos de ellos hijos de amigos o clientes, que luchaban en contra del imperio español.


La Abuela Carmelina, QEPD, guardando luto por la muerte de su padre Don Ricardo García

Un día Don José le ofreció sus servicios como contador a su suegro y éste le respondió que él no quería saber cuánto ganaba: "para poder dormir tranquilo todas las noche" (sic).  


"La Manzana García" en Santa Clara, donde el bisabuelo
Ricardo García tenía sus locales para alquilar

Al morir Don Ricardo dejó más de 100 casas y una docena de locales comerciales.  En uno de esos locales funcionaba en alquiler una barbería.  Durante La Gran Depresión el barbero, que pagaba de alquiler un real (10 centavos) mensualmente, solía retrasarse en sus pagos.


Don José de novio de la Abuela Carmelina, QEPD, con una chaperona designada

Doña María Peláez, viuda de García - Abuelita Doña Maríaera todo un personaje.  Murió en Santa Clara en 1961.  La Abuela Carmelina, QEPD, salió a ella.  Guardó luto por Don Ricardo vistiendo de negro  desde el día en que murió su esposo hasta el día en que murió ella.


Abuelita Doña María a sus 90 años

Un día - cuenta nuestra abuela - le llegó a su mamá una señora de servicio (criada) de un vecino a pedirle cien centen (como se le llamaba a la moneda cubana durante la colonia en alusión al "centén segoviano" acuñado en España en 1609 que hoy tiene un valor de más de un millón de euros) para decirle con quién estaba saliendo su marido Don RicardoAbuelita Doña María se levantó, fue a su cuarto y regresó con doscientos centén y le dijo a su "informante": "Aquí tienes 200 centén: ¡para que no me lo digas!"


Carmelina (en el centro) a sus 86 con dos de sus hermanas sobrevivientes en 1977

Doña María, para la época, instruyó perfectamente bien a sus cinco hijas.  Una tarde las sentó a todas y les dijo: "cuando Uds. estén de novia, abran bien sus ojos y cierren bien sus piernas.  Desde el momento en que se casen, cierren bien sus ojos: ¡y abran bien sus piernas!"

La Casona de los García en la Calle Cuba de Santa Clara era el punto de reunión todos los 24 de diciembre de los descendientes de Doña María Peláez y de Don Ricardo García que estaban disgregado por toda la isla, tradición que duró hasta que llegó La Revolución desintegrándonos a todos.


Los descendientes de los García-Peláez para el año 1946
Doña María (22), Don José (5), Carmelina (20), nuestro padre (6) y nuestra madre (7)

La Casona de Los García (como se le conocía en Santa Clara), fue inmortalizada en 1969 por mi tío-padrino Armando en su exilio de Gainesville, Florida, bajo el título "La Casa de los Abuelos".
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Abuelita Doña María era muy devota.  En la Iglesia Divina Pastora, a pocos metros de la casona, nuestra bisabuela tenía un reclinatorio personal privado.


Iglesia Divina Pastora de Santa Clara

Ahí, en 1956 le celebramos a Doña María sus 90 años de vida.  Había nacido en la Santa Clara española en 1866, dos años antes de que comenzara la primera guerra en busca de la independencia de nuestra madre patria.  


Fue, junto con su esposo - Don Ricardo - íntima amiga del Gral. Gerardo Machado. A raíz del Machadato (el derrocamiento de Machado), el 12 de agosto de 1933, la turba se dio a la tarea de saquear propiedades de los machadistas, muchos de los cuales fueron arrastrados hasta la muerte atados a los carros.  Ese mismo día un alborotado gritó: "¡A la Casona García!"  Nuestro infante padre (de 14 años), que estaba escuchando a los revoltosos, salió corriendo a la casa de sus abuelos para alertarlos.  Gracias a él aquellos enajenados no pudieron entrar porque Don Ricardo puso la tranca en la puerta que recibió varios machetazos. 

Es de hacer notar que los García no eran ni fueron funcionarios de los gobiernos del Gral. Machado, sin embargo, Santa Clara conocía de la gran amistad entre nuestro bisabuelo y Machado.  

Recuerdo que había dos cosas que me asombraban inmensamente cada vez que visitaba La Casona García.  La primera: ¡los machetazos en la puerta!  La segunda: escuchar, de boca de la Abuelita Doña María, la historia verídica de El Burro Perico!

El famoso e histórico Burro Perico de Santa Clara

El Burro Perico

Contaba nuestra bisabuela que en los primeros años del pasado siglo XX, un burro apodado Perico, rondaba por las calles centrales de Santa Clara.  Según la historia, Perico solía tocar las puertas de las casonas pidiendo agua y pan.  Doña María, que se pasaba el día atendiendo los aldabonazos de los mendigos a quienes les daba siempre algo, también atendía las peticiones de Perico.


Perico halando el carretón de Don Bienvenido

Se decía que Perico había halado el carretón de un español conocido como Don Bienvenido, quien al prosperar (como prosperaba la mayoría de los españoles en Cuba), se compró un camión y le dio la libertad a su burro.  Fue entonces cuando Perico decidió deambular por Santa Clara: al amparo de los pilongos.


Estatua del Burro Perico en el Parque Vidal de Santa Clara donde solía pasar sus noches

Perico murió el 26 de febrero de 1947.  Su duelo fue despedido por un senador de la república; muchísimos villaclareños le llevaron flores a su tumba y hasta el The New York Times publicó la noticia de su vida, fallecimiento y funeral.  Una estatua del famoso burro se encuentre en la bella ciudad de Santa Clara, capital de la provincia de Las Villas.


Comenzando la década de los 20's, Don José se mudó con su familia para Cienfuegos, a unos 70 kms de Santa Clara, donde se estableció hasta el día en que decidió abandonar Cuba en 1965, muriendo en su exilio de Venezuela 10 años más tarde.

Luego de un año en España Don José regresó a Cuba y se colocó como contador y administrador de la Casa Castaño para independizarse y montar una nueva fábrica de rejillas con la ayuda de los chinos de la Man Chong Rattan.  Cuando nuestro padre regresó a la isla en el año 2000 para despedirse, definitivamente, de Cuba, visitó en Cienfuegos lo que fue la fábrica de Don José que en medio de una evidente ruina estaba convertida en un depósito de cachivaches.


Salimos de Cuba con US$ 50 que nuestra madre ocultó en el doble forro de su cartera.  Estando nuestro padre trabajando en Caracas para el Sr. Kopel, en Intervenca, se le dio la oportunidad de abrirse por su cuenta y le escribió una carta a los chinos de Hong Kong rogándoles un crédito para importar unos 10 fardos de rejillas.

¡Al cabo de varias semanas los chinos le mandaron 100 fardos!  De inmediato nuestro padre le envió un telegrama a la Man Chong Rattan poniendo a los chinos al tanto del terrible error.   La empresa asiática le respondió que no había sido error alguno y que sabían que nuestro padre muy pronto los colocaría en el mercado venezolano. 

Para poder sacar los fardos de rejillas nuestro padre pidió hablar con el Sr. De Lucas, gerente del entonces Banco Nacional de Descuento (BND) donde él había abierto una pequeña cuenta de ahorros.  Necesitaba Bs. 5,000 para poder sacar las rejillas de la aduana y transportarlas a Caracas.  Increíblemente, el Sr. De Lucas le otorgó el crédito.  Eran tantos los fardos que los tuvimos que amontonar en la sala de nuestro apartamento.  Movimos las sillas del comedor y nos sentábamos sobre los fardos para desayunar, almorzar y cenar.


Silla de rattan y junco

Salimos, nuestro padre y yo, a vender las rejillas por todos los timbiriches de artesanos portugueses que fabricaban muebles con "rattan" de plástico.  Nuestro padre les fue enseñando cómo se utilizaban las rejillas de rattan verdadero y al cabo de unos meses teníamos conquistado un mercado.

Nuestro padre logró un crédito con los chinos y puntualmente le envió el primer pago que la Man Chong Rattan devolvió alegando que un hijo de Don José tendría que ser tan cumplido como su padre y le dijeron que le pagara cuando ordenara el siguiente lote.  Ese fue el inicio de las vacas gordas para la familia Alonso-Bustillo en su exilio de Venezuela.   Don Alonso solía decir: "Si los pillos supieran la ventaja de ser honestos, serían honestos...¡por pillos!"


Hong Kong

Don Alonso, como todos le llamaban, también tenía sus historias.  Añoro inmensamente las horas que pasé con él en el portal de la Qta. Aurache de la Ave. Santa María en la urbanización El Bosque de Caracas.  Fueron tantas las historias que estoy pensando - seriamente - en publicarlas todas.

Para no aburrirse, Don Alonso fungía como auditor de la Distribuidora Rialón que funcionaba desde la Qta. Aurache, pero su horario de trabajo era durante la madrugada, justo cuando su serio problema de circulación no lo dejaba dormir.  Se levantaba, caminaba un rato y se ponía a revisar todas las facturas, cuentas por cobrar y por pagar... pagos realizados y hasta las cuentas bancarias.  Era impresionante la cantidad de errores que encontraba diariamente.   Cada vez que de soltero regresaba tarde en la madrugada de una farra, iba a saludar al abuelo que se encontraba trabajando en su escritorio. 

Por un tiempo trabajé con mi padre en la distribuidora (exportadora e importadora).  Entre mis responsabilidades estaba la cobranza.  Un día El Abuelo, revisando la lista que me habían dado para la cobranza me dijo que a los caballeros no se les cobraba.  "¿Cómo, abuelo?"  Le pregunté qué se hacía entonces si los clientes se retrasaban en sus pagos y me respondió: "entonces dejan de ser caballeros... ¡y se les cobra!"

Don Alonso sirvió por un tiempo como delegado del concejo municipal de la ciudad de Cienfuegos, donde se trataban asuntos locales.  Contaba que los discursos de los delegados eran tremendamente aburridos y soporíficos, por lo que en numerosas ocasiones se quedaba dormido.


Entre los problemas del Cienfuegos de entonces (como en el Coral Gables, Florida de 2012) estaba la inmensa cantidad de perros y gatos que pululaban por la ciudad generando suciedad y propagando enfermedades.  Justo al final del debate y antes de que comenzara la votación, el abuelo se quedó dormido.   


Luego de la votación sobre los animales callejeros le tocó el turno al debate sobre qué hacer con los estudiantes que se habían alborotado y habían tomado ciertas calles distorsionando la paz de los cienfuegueros.  El Abuelo se despertó justo al momento de llamar a la votación sobre el destino de aquellos alborotos.  El Abuelo supuso que se trataba de la votación sobre qué hacer con los animales callejeros y su respuesta fue: "¡que los maten a todos!"  Aquel incidente hizo historia en el Cienfuegos de los años 20's.


Sin embargo, Don Alonso no detestaba a los animales.  En su exilio de Venezuela llegó a tener una relación muy estrecha y de gran cariño con nuestro perro Nerón, quien acompañaba a los abuelos todos los días - menos los domingos - a caminar alrededor de la manzana.   Como los domingos los abuelos no paseaban puesto que era el día de ir a la iglesia, Nerón no se inquietaba cuando a golpe de media mañana llegaba el momento del paseo cotidiano.

Un día, cruzando la calle frente a nuestra casa, un camión lo arrolló acabando con su vida.  El Abuelo guardó luto durante varios meses, dejando de escuchar las zarzuelas que transmitía todas las tardes Radio Nacional de Venezuela.  Nerón fue enterrado justo debajo de la ventana del cuarto de los abuelos.   Quién sabe si de existir el Cielo y de ser permitida la entrada de animales en Él, El Abuelo esté en la grata y fiel compañía de nuestro adorado, adorable y muy-recordado Nerón.


En 1974 los bisnietos de los chinos originales que hacían negocio con Don José llegaron de vacaciones a Caracas y nos contactaron.  Conocieron al abuelo y, por supuesto, a nuestro padre.  Siomi y yo estábamos por casarnos en unas semanas y los invitamos a la boda a la que no pudieron asistir porque tenían que seguir viaje a la Argentina, donde tenían negocios.  Sin embargo, nos ofrecieron que pasáramos nuestra Luna de Miel en Hong Kong en el velero familiar de 160' de eslora, cuya mesa del comedor tenía puestos para 15 comensales.  Tuvimos que declinar la oferta porque ya teníamos los planes hechos y pagados.


Nuestra Luna de Miel en octubre de 1974

Nuestro padre decía que él había aprendido francés como su padre, Don Alonso, había aprendido inglés: ¡por medio de diccionarios!  Escribían una frase y traducían cada palabra con la ayuda del mataburros.  En tal sentido El Abuelo hubiera escrito: "Between and drink a chair what is falling a big water zero" - "Entre y tome una silla que está cayendo un gran aguacero".

Lo cierto era que tanto los franceces como los chinos los entendían.  Pero cuando los bisnietos de Mr. Yem Ming nos visitaron en Caracas y El Abuelo les comenzó a hablar en su inglés: ¡los chinos quedaron en las nubes!

Una conversación típica entre los Ming y Don Alonso era como para publicarla en Las Selecciones del Reader's Digest.  Los chinos le decían en inglés: "¡Qué ciudad más hermosa es Caracas...!"  Y nuestro abuelo respondía: "¡Sí! Hace un día fabuloso!"

Los Caicos de Carora

Después de La Revolución Castrista se acabó la corrupción aduanera en Cuba: ¡porque ya no se podía importar absolutamente nada!  En Venezuela la corrupción fue en aumento y a raíz de La Revolución Bolivariana se elevó a niveles inimaginables. 


En 2017 importé en EE.UU. desde Venezuela un cargamento de caicos de Caroca (Edo. Lara) para emplearlos en nuestra nueva adquirida vivienda y entre los "gastos de importación" tenía contemplada la matraca.


En efecto.  Una vez introducida y sellada la carga en un contenedor de 40', estando toda la documentación en regla, vinieron tres guardias nacionales, reventaron el sello y ordenaron sacar todos los caicos para inspeccionar el contenedor nuevamente, a menos que... ¡tú sabes!

Según mi agente aduanal, entre lo que matraquearon el vista de aduana y los guardias nacionales, el tanganazo superó el costo de los caicos más el flete hasta el puerto de Fort Lauderdale, en Florida.  No podría asegurar si en esa cuenta por la izquierda, se incluyó algo pa'mi agente aduanal.  Sin embargo, al final de todo ese periculum, de todas formas los caicos me salieron muchísimo más económicos que si hubiera comprado los caicos mexicanos que se ofrecían en el mercado floridiano.


"Serendípity" en 2018

El Toronado en Caracas
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El primer Ford T de color negro que llegó a Cienfuegos en 1910 fue importado por Don Nicolás Castaño, abuelo de nuestra tía política, "Maíta".  Entonces todos los modelos "T" (que en Cuba les llamaban "Tres Patás") eran de color negro.  Un día - según nos contó nuestro abuelo-  un periodista le preguntó al Sr. Henry Ford si se podía pedir un Ford T de otro color  que no fuese el negro y Mr. Ford respondió:  "¡Seguro que sí!  Ud. puede pedir que le vendan un Modelo T de cualquier color... ¡con tal de que ese color sea el negro!"


El Rey Fernando VII

Don Castaño sacó personalmente su carro del puerto de Cienfuegos y todo el pueblo le cayó atrás.  Según el periódico "El Comercio" fue el mayor acontecimiento de la ciudad desde su fundación por los pioneros franceses el 22 de abril de 1819 bajo el nombre de Fernardina de Jagua en honor al entonces rey español Fernando VII, un soberano quien - según el abuelo - tenía una cara de imbécil muy bien administrada.

El arribo de nuestro Toronado a la urbanización El Bosque de Caracas - guardando la distancia - fue algo parecido.  Nuestros vecinos jamás habían visto un automóvil así.  Ahora habría tres Toronados en Venezuela: el de Gilbertico Correa, el del Musiú Lacavalerie: ¡y el nuestro!


Toronado de 1967

El del Musiú era del año 67.  El de Gilberto del año 68 y el nuestro: ¡del año 69!  El modelo del 70 se parecería mucho al nuestro, pero con líneas más "conservadoras".


Toronado de 1970


Toronado de 1969

¡NO ESTÁ A LA VENTA!

Como he dicho, se suponía que nuestro padre vendería El Toronado al año de haber ingresado a Venezuela, pero tal cosa no sucedió hasta mucho, muchísimo después.   No pasaba un mes antes de que alguien le ofreciera una tentadora oferta por el carro lo que le hizo pensar en colocar un cartelito advirtiendo que El Toronado no estaba a la venta.


En el otoño de 1971 Sharon (de 13 años) - mi hermana "americana" - quien aparece en el extremo derecho de esta foto, llegó a Venezuela acompañando a Janelle (de 17).  Sería - supuestamente - un viaje "pre-nupcial", pero no funcionó de esa manera. 


A ambas visitantes las llevé a conocer la fabulosa Isla de Margarita.  Quedaron asombradas con el atardecer de Juan Griego y con La Laguna de la Restinga.

Para ellas todo era nuevo.  Las discotecas caraqueñas estaban de moda entonces.  Janelle jamás había estado en una y su bautizo fue bailar en La Eva en el Centro Comercial Chacaíto, pero las recorrimos todas... o casi todas.


Fue en la Bahía de Cata donde Janelle "hizo crisis".  Ambas se impresionaron cuando atravesamos el Parque Nacional Henry Pittier camino a la bahía.  Pero lo que más les fascinaron fueron las ostras: ¡jamás habían probado una! ¡Jamás habían VISTO una!



No me fue fácil lograr que Janelle y Sharon probaran su primera ostra.  El aspecto no es del mejor agrado a la vista y menos cuando les dije que se trataban de "animales vivos".   El muchacho que vendía las ostras estaba asombrado de ver personas que las detestaban.  Venía con dos cestas repletas de los moluscos más sabrosos de La Creación.


Cuando por fin logré que probaran la primera: ¡nos comimos las dos cestas!  Ahora no recuerdo, pero creo que el costo de aquella tonelada de ostras no llegó a los US$5 (al cambio de Bs. 4.30 x US$).  En 2018, 47 años más tarde cuando Siomi y yo hicimos un viaje a San Francisco (California), en el famoso Fisherman's Wharf cada ostra costaba US$ 2.29 - De haber sido ese el costo de las ostras en la Bahía de Cata, hubiéramos tenido que vender El Toronado para pagar las dos cestas que devoramos aquella tarde.


En 1973 mi amigo de la infancia en Cuba, Pablito Alcázar nos visitó con su recién-esposa Marlene y, por supuesto: ¡los llevé a comer ostras!


De regreso a Caracas pasamos la noche en el histórico Hotel Maracay (antiguo Hotel Jardín), construido durante la dictablanda del General Marcos Pérez Jiménez en donde asistimos a un show de Las Cuatro Monedas al que no le permitieron entrar a Sharon por ser demasiado chamita


Janelle había conocido al padre de Las Cuatro Monedas, Pat O'Brien, porque era el pianista de un excelente piano-bar que se encontraba en el sótano del Centro Comercial Chacaíto entre la tienda Carnaby Street y la Discoteca La Eva, donde varias veces fuimos a bailar.  Calentábamos los motores en el piano bar antes de entrar en la discoteca.  Pat, quien hablaba un inglés perfecto, conversó mucho con ella.

Ese fue el último viaje que dio Janelle en El Toronado.  Al día siguiente de regresar de Bahía de Cata llegaron mis padres de Europa con mi hermana, quien había logrado el título de Miss Princesita Mundial.  Entonces comenzaron los agasajos de la prensa: 


¡Y llegó el 1er Domingo!

Entonces llegó el primer domingo y se nos acabó el encanto.  Janelle quiso saber a cuál iglesia la llevaría a escuchar misa, confesarnos: ¡y comulgar!  Ahí fue cuando Cristo comenzó a padecer.

Fueron largas horas de discusión teológica cuyo resultado terminó en una carta que me enviara Janelle a mi hotel de Alemania fechada el 22 de junio de 1972.
Una noche cuando comenzaba a salir con Janelle en 1969, sus padres nos dejaron solos en la casa de la montaña mágica donde vivían.  Habían ido a un square dance en la Montaña de Spokane que por motivos del tiempo fue suspendido.


Square dance similar a a las que asistían los padres de Janelle

Sus padres no pudieron llegar a lugar donde bailaban por culpa de una avalancha de nieve que evitó el ingreso al sitio del baile.

El sofá de la sala de la familia Gaber estaba justo en frente a un inmenso ventanal a través del cual sus padres pudieron vernos en él, en situación un tanto amorosa.  Era el primer fin de semana de tantos otros que pasaría con los Gaber.

Al día siguiente, mientras Walt (el padre de Janelle) estaba ordeñando una vaca, me llamó para hacerme prometer que su hija, si de mí dependiera, llegaría doncella ante el sagrado altar de la Sagrada Virgen María: ¡la madre de Dios!

Esa promesa se la cumplí y cuando me enteré de su fallecimiento, en los comentarios de quienes asistieron a su funeral le escribí la siguiente nota


Traducción: "Él fue una de las mejores personas que he conocido.  
Le hice una promesa, la cual cumplí."

Pero lo interesante de toda esa historia es que Janelle terminó casándose con un individuo extraño que no profesaba la religión católica de quien se divorció a los pocos meses.  Su padre, Walt, murió decepcionado del catolicismo debido a los múltiples escándalos que llegó a conocer: 


En 2004 visité a Walt por última vez en su pequeña casa del pueblito de Deer Park, donde se había mudado con su esposa Jane.  Me retumba en la mente aquello que me preguntó entonces... hace hoy más de 20 años : "¿qué te parecen los escándalos de nuestra iglesia?"  Aún así, murió católico... y ahí terminó su historia, pero mi mayor asombro fue cuando por Walt me enteré que Janelle se había convertido en protestante abandonando el catolicismo.

Muchos años después me animé a investigar sobre las religiones... no solamente sobre la cristiana y escribí y publiqué "Los Evangélicos" que hoy puede ser bajado desde la plataforma de Amazón. 

Europa

Me había ido a Europa y terminé estudiando en la Universidad de Aberdeen, en Escocia, donde conocí a una franco-guyanesa llamada Micheline Massiel.  Era hija de uno de los principales accionistas de Air France y me aseguré de que no fuese católica practicante: ¡era todo lo contrario a Janelle!  Estaba sacando un master en inglés donde yo estudiaba comunicación social. 


Decidimos casarnos.  Pasamos un mes en París donde vivía su familia paterna y al llegar a Caracas la fui a buscar en El Toronado.  Su reacción fue: "¿por qué carajo Uds. tienen un carro tan grande?"

Fijamos fecha para la boda eclesiástica y dos semanas antes llegaron a Venezuela sus padres... quienes estaban en proceso de divorcio.

El padre de Micheline era un franco-guyanés saturado de empresas.  A los pocos días lo llevamos a un apartamento que queríamos comprar en la Urb. San Román de Caracas y no dio su aprobación por ser muy pequeño y por no tener espacios donde quedarse cuando nos visitara.  Esa tarde lo mandé a la mierda y con él: ¡a Micheline!  Poco después la pobre Micheline se estrellaría en París con su pequeño Minicooper, perdiendo - lamentablemente - su vida.  Sin embargo ya Micheline me había enviado el siguiente telegrama: 


Enviado el certificado de nacimiento.  El anillo lo seguirá

A Micheline El Toronado no le llamaba mucho la atención. Particularmente decía que era un cascarón inmenso con un motor ineficiente.  Ella prefería los Maserati.  Luego vendrían unas cuantas amigas que sí lo apreciarían y entre ellas se encontraba Herminia Martínez, la eterna novia de Gilberto Correa, uno de los tres propietarios de Toronados en Venezuela. 

Me enteré por la prensa de que Gilberto había roto su milenaria relación amorosa con Herminia.  Pocos días después sería la entrega de los "Emys venezolanos" y se me ocurrió una genial idea.  Conseguí el teléfono de Herminia, me identifiqué y la invité a la entrega de los "Guaicaipuros de Oro".   Llegaríamos al Teatro Altamira en El Toronado, un año más nuevo que el de Gilberto.  No sé cómo, pero aceptó la aventura y, en efecto, nuestra llegada al evento fue transmitida en vivo y en directo por Venevisión, al estilo de los Oscar de Hollywood. 

Aquella noche comenzó una bonita amistad que la prensa llamó romance, dando pie a muchos cuentos de camino que nada tenían que ver con la realidad. 


Como el Toronado le traía malos recuerdos a Herminia, ella prefería que paseáramos en mi Suzuki 500, un prototipo de motocicleta que había llegado a Venezuela aquel año:


En 1972 nos encontramos en Madrid y a partir de entonces jamás la vi hasta que murió de cáncer de esófago en 2012, unos cuarenta años más tarde, estando yo ya en Estados Unidos en mi segundo exilio.


Entonces llegó "La Siomi"

Cursaba el año de 1973 y había recién regresado de Europa.  Mi padre me había comprado unas acciones en la Dust Control Service de Venezuela, una franquicia de la TEXACO, empresa de la cual fui socio capitalista y gerente general durante siete años.   Fue estando ahí cuando conocí a quien sería mi esposa, madre de nuestros cuatro hijos y abuela de nuestros dos nietos.

El Toronado se me hizo viejo, aunque seguía intacto como el mismo día en que llegó a Venezuela.  Como siempre me gustaron los carros europeos, decidí comprarme un Renault TS16 1973 con transmisión sincrónica. 


En él aprendió a manejar Siomi, pero lo tuve poco tiempo.  Habían llegado a Venezuela los Ford LTD y lo cambié por uno de esos majestuosos automóviles mastodónticos "americanos" que nos hizo el honor de sacarnos de la iglesia cuando nos casamos en octubre de 1974. 


Aunque me estoy adelantando a la historia que realmente comenzó el 31 de diciembre de 1973 en la despedida del año en el Hotel Caracas Hilton. 

Como era la costumbre entonces, justo antes de que sonaran los cañonazos que marcaban el fin del año, todos corríamos a abrazar a nuestros padres y a nuestros seres más queridos. 


Era cuestión de cumplir con el formalismo para poder regresar a la fiesta de la cual me había alejado para dar los respectivos felices años.  Ahí, en el Caracas Hilton conocí a la prima hermana y a los tíos de Siomi: ¡y ellos me conocieron a mí!

La tía de Siomi, casamentera ella, se impresionó con mi porte y con mi "personalidad" (modestia aparte) y supuso que sería del agrado de su única sobrina: ¡Siomara María!


Cenando con Siomi y sus padres en El Padrino de Caracas

Al siguiente día (1ro de enero de 1974), según cuenta la historia, le llegaron a Siomi con el cuento del príncipe que podría llegar a ser azul y le sugirieron que me conociera.  Pasaron varias semanas y por fin nos conocimos.  Pocos meses después me vi cenando en el Restaurante El Padrino con quienes serían mis suegros y poco más allá, el 18 de septiembre firmaba el matrimonio en la jefatura civil de Chuao (Caracas) y el 5 de octubre salía de la iglesia del mismo municipio (a cargo del Padre Cuenca, también exiliado cubano) con mi flamante esposa. 

A la tercera fue la vencida.  Lo había pensado con Janelle; lo había intentado con Micheline: ¡y se dio con Siomi!


 ¿Y Qué de La Vida de El Toronado?

El pobre Toronado se había convertido en un santo viejo que ya ni milagros hacía sin embargo, le tocó un final de película casi al estilo de "El Rolls Royce Amarillo".

Nuestro padre se había comprado un Mitsubishi Lancer 1988 que para él era más manejable y tenía al Toronado como una reliquia.


De vez en cuando, cada vez que lo visitaba, me pedía que le diera al Viejito (al Toronado) una vueltica a la manzana para mantenerlo al día.   A mediados de 1989, dándole la vueltica al Viejo, se me ocurrió llevarlo al OVNI del Centro Comercial Chacaito, que quedaba a varias cuadras de la casa de mis padres, para comprar un par de sándwiches cubanos, que ahí lo hacían muy buenos. 


Stefano Delle Chiaie - alias Stefano Bellucci

Cuando intenté regresar con los sándwiches me abordó un individuo mirringuito, flaquito, de aspecto común y con un fuerte acento italiano que me ofreció comprarme El Toronado.  Cuando le respondí que su dueño era mi padre, me entregó su tarjeta de presentación bajo el nombre de Stefano Bellucci, propietario, según la tarjeta, del Restaurante Papagallo del Centro Comercial Chacaito.   Nos despedimos y lo vi alejarse en un Jaguar antiguo color amarillo pollito.


Jaguar similar al que tenía el Sr. Bellucci

Luego nos enteramos de que, presúntamente, se trataba de un italiano amante de los automóviles antiguos, pero eso no fue todo.  Nuestro padre lo llamó y concertó una cita que se llevó a cabo en su restaurante, El Papagallo, en la planta baja del Centro Comercial Chacaito, donde hacían unos calzones espectaculares. 

El Sr. Bellucci, luego de inspeccionar a fondo al Toronado por dentro y por fuera, le ofreció a nuestro padre la astronómica suma de US$ 10.000.  ¡Yo no lo podía creer!  Había costado US$ 5,000 en 1969 y casi 20 años más tarde estaban ofreciendo por él justamente el doble.  Si eso no era un negocio redondo: ¡jamás sabría qué era!

Sin embargo, nuestro padre sin inmutarse le respondió al Sr. Bellucci que él no era el único propietario de El Toronado y que tendría que consultarlo con su socio. "¡¿Consultar qué carajo?!", le pregunté a nuestro padre una vez que nos alejamos de la reunión.  Nuestro padre, viejo zorro, me respondió: "...si el Sr. Bellucci nos ha ofrecido US$ 10.000, es porque El Toronado vale mucho más..."  Días después regresamos al Papagallo y nuestro padre cerró el negocio por US$ 15.000.  

Pocas semanas más tarde reventó la noticia.  El Sr. Bellucci, cuyo verdadero nombre era Stefano Delle Chiaie, había sido detenido en su restaurante cuando intentaba abordar un Toronado valorado en casi US$ 35mil.

¿Quién le iba a decir a nuestro Toronado que tendría una larga vida cargada de aventuras y romances?  ¡Nadie!  Con el tiempo fueron muchos los carros que pasaron por nuestras manos, todos con sus particulares historias, sin embargo, ninguna como la historia de la vida de quien suscribe, la cual será contada en su momento. 

Norm & Bev
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Norman & Beverly Losh

Hice todos estos escritos para que mi mamá americana los pudiera leer a modo de tributo para ella, porque le gustaba la conversa y le entretenía el chisme, pero el destino tenía otros planes.  Antes de publicarlos falleció.  Hubiera querido que ella los leyera, pero el destino no siempre coincide con nuestras pretensiones.

En 1967 cuando la conocí tenía 31 años y yo: 16 recien cumplidos.  Tal vez no era mi mamá: ¡era mi hermana mayor!  No tuvo mayor educación, pero era - evidentemente - dueña de una envidiable inteligencia.  A ella y también a él, les debo casi todo lo bueno o lo malo que he sido y que soy. 

Al morir Norman, el 29 de diciembre de 2012, me dejó en herencia material una jarra de colección de la Budweiser y un legado de bondad y de sabiduría.
Con Beverly creamos la Fundación Doña Petra del Amo, responsable por enviar a Estados Unidos - con la ayuda del Departamento de Estado - a varios centenares de jóvenes venezolanos y de otras nacionalidades, provenientes de los estratos sociales más paupérrimo de nuestras sociedades. 


Cuando me comprometí con Siomi, fue ella a quien primero le participé y cuando tuve que abandonar Venezuela en 2004: ¡fue ella quien primero se enteró! 


Miami 28 de enero de 2025
























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