¿Un Chamorrazo?
El 17 de julio de 1979, Anastasio Somoza Debayle fue derrocado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional y huyó hacia Miami, donde el entonces presidente "americano" - Jimmy Carter - le recomendó que se fuera con su música a otra parte, instalándose aquel mismo año en Paraguay bajo el amparo del presidente Alfredo Stroessner: otro "pájaro pinto".
Un año y dos meses más tarde, el 17 de septiembre de 1980, Tachito Somoza le tocaría la puerta celestial a San Pedro quien, como Carter hiciera en Miami, tal vez le recomendó que tomara el elevador hacia el último sótano y se entendiera con "El Cachúo".
Dos años, cuatro meses y unos días de la toma de Nicaragua por parte del Frente Sandinista, en noviembre de 1981, el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, autorizó a la CIA a organizar, financiar y entrenar a exmiembros de la Guardia Nacional somocista y otros opositores sandinistas en Honduras, dando inicio formal a lo que históricamente se conoció como "La Guerra de Los Contras".
Diez años, siete meses y 5 días más tarde - el 25 de febrero de 1990 - "La Viudita de La Capital", Violeta Barrios de Chamorro, ganaba las elecciones supervisadas por el entonces gobierno de George Bush Sr., estableciendo - ¡supuestamente! - un sistema democrático en la pobre y sufrida Nicaragua de Rubén Darío, quien en un momento de su vida literaria aseguró que cuando quería llorar, no lloraba: ¡y que a veces lloraba sin querer!
Recuerdo, perfectamente, que en la toma de posesión de "La Chamorro", mi abuela Carmelina, QEPD, (a quien se le debió haber otorgado un Nobel por "algo"), sentenció: "no creo en la buena voluntad de los sandinistas. ¡Esos comunistas saben más que la cucaracha!" Entonces me era imposible entender cuánta razón tenía "Cameñiña", como cariñosamente le llamábamos en la familia.
Fue significativo que la administración Bush Sr., propusiera la desmovilización de La Contra y el desarme de ambos ejércitos y dejara intacta la temible Policía Nacional, heredera de estructuras creadas tras la caída de Somoza y diseñada por el FSLN para garantizar la seguridad interna y controlar opositores.
Llama la atención la presencia por parte de los "americanos" del diplomático John Bolton, quien fuera nombrado por Bush subsecretario de Estado para organismos internacionales, quien terminó asesorando directamente al presidente estadounidense al manejar la política exterior hacia Centroamérica, incluyendo la transición en Nicaragua tras la derrota electoral del sandinismo en 1990, quien no se detuvo a evaluar el poder que representaba el estado intacto en el que quedó la Policía Nacional (Sandinista).
Para el sandinismo, la Policía Nacional fue un instrumento clave de control político y social durante los años 80 y 90. Tras la victoria electoral de Violeta Chamorro en 1990, la policía NO FUE desmantelada ni neutralizada y se mantuvo como institución bajo fuerte influencia y control sandinista, supervisada - DIRECTAMENTE - por el régimen narcocastro-estalinista de Cuba, tal y como los Castro crearon y han supervisado a La Policía Nacional Bolivariana en Venezuela.
Muy pronto, CASI DE INMEDIATO, comenzamos a ver señales extrañas. La presidente Chamorro estableció un régimen total de impunidad ante los crímenes cometidos por los sandinistas a raíz del derrocamiento de Somoza y ante los genocidios registrados durante la guerra civil, lo que me impelió en su momento a escribir un ensayo titulado "Los Contras Ganaron la Guerra: ¡Y Perdieron a Nicaragua!", que más tarde publiqué en la Revista Venezuela de Miami.
Hubo más atentados mortales durante el gobierno "democrático" de Chamorro que durante el primer gobierno sandinista previo a la guerra civil.
El líder antisandinista Arístides Sánchez Hernández, jefe político de la Resistencia Nicaragüense (la Contra), fue asesinado en 1993 en Managua con un disparo en cada ojo durante la administración de Violeta Barrios de Chamorro. El asesino confeso - Coronel (sandinista) José Ibarra Rojas, conocido como "El Trompudo" - advirtió que Sánchez Hernández no sería el último en ser ultimado. El hecho fue particularmente macabro: se reportó que recibió un disparo en cada ojo, lo que se interpretó como un mensaje de venganza política. El horrible crimen nunca fue sancionado, lo que alimentó la percepción de impunidad en la transición democrática.
Dos años antes - el 16 de febrero de 1991 - fue vilmente asesinado durante la administración Chamorro, Enrique Bermúdez Varela, conocido como Comandante 380 y principal líder militar de la Contra. Bermúdez había regresado a Nicaragua tras la victoria electoral de Chamorro en 1990. Chamorro le garantizó su seguridad física colocándole dos escoltas armados que muy pronto se los retiró alegando problemas de presupuesto. Ese mismo día, en el estacionamiento del Hotel Continental de Managua (hoy Crowne Plaza), mientras se disponía a tomar su automóvil, recibió dos disparos que acabó con su vida.
Otro político opositor al sandinismo asesinado en Managua durante el gobierno de Violeta Chamorro fue Carlos Guadamuz, periodista y exmilitante sandinista convertido en crítico del FSLN, quien fue ultimado en 1994 en circunstancias violentas.
Pero el sicariato sandinista durante el gobierno "democrático" de Violeta Chamorro se contó por centenares. Según las cifras oficiales de la administración fueron poco más de 600 los ajusticiamientos políticos mortales... y después llegó Arnoldo Alemán.
El personaje detrás "del poder" de La Chamorro, quien recibía directamente las órdenes de los hermanos Ortega era un individuo conocido como “El Hombre Fuerte de Centroamérica”: Antonio Lacayo Oyanguren, yerno de la presidente Barrios de Chamorro. Durante la presidencia de su suegra (1990–1997), Lacayo fue Ministro de la Presidencia, cargo que lo convirtió en el operador político más influyente del gobierno.
LOS TRES GRANDES FALSOS OPOSITORES
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La historia de esa "jugada sandinista-castrista" es demasiada larga como para contarla toda en este blog, pero lo suficientemente importante como para no olvidarla. "Cameñiña" tenía toda la razón: "¡los comunistas saben más que la cucaracha!" Los sandinistas dieron dos pasos atrás: ¡para luego adelantar tres!
Luego de La Chamorro vino el quinquenio de Arnoldo Alemán y tras él: ¡el de Enrique Bolaños Geyer: ¡todos falsos opositores!
En su visita a Managua en 2003 como Secretario de Estado - General Colin Powell - le pidió al presidente Bolaños destruir los misiles antiaéreos soviéticos que aún conservaba el ejército (sandinista), considerándolos una carga y un riesgo para la seguridad regional. Habían pasado 13 años de la victoria "democrática" de La Chamorro y todavía los sandinistas contaban con armamentos soviéticos antiaéreos operativos.
Y después de Bolaño: ¿qué vino? Vino el regreso ABIERTO e infame, satánico y genocida del sandinismo más rancio.
Los tres presidentes "demócratas" - Chamorro, Alemán & Bolaños - promovían la paz y la armonía entre los nicaragüenses, llamando al olvido y al perdón, como única manera de reconstruir a Nicaragua. Es el discurso, precisamente, que escuchamos de nuestro hoy "presidente-electo", Dr. Edmundo González Urrutia y de nuestro "Premio Nobel de la Paz", María Corina Machado Parisca ex de Sosa.
María Corina, por su parte, nos informó que su premio indica que estamos en el camino correcto, es decir: ¡en el camino de la paz!
No debemos olvidar que durante la llamada "Guerra Fría", los líderes soviéticos, incluidos militares y políticos, hablaban constantemente de paz en foros internacionales. La idea era proyectar la URSS como defensora de la paz mundial frente al “imperialismo” estadounidense. Al mismo tiempo, se mantenía una política de expansión ideológica y militar.
Algunos militares soviéticos - como el mariscal Andréi Grechko o el mariscal Nikolái Ogarkov - defendieron públicamente la necesidad de “luchar por la paz” mientras justificaban la modernización militar.
La URSS utilizó el discurso de la paz como arma diplomática, mientras mantenía una política de confrontación estratégica. El discurso pacifista soviético era instrumental, no necesariamente sincero.
"LA FUGA"
Particularmente no compro la versión de "la fuga" de María Corina Machado. Perfectamente pudo haber salido de Venezuela mucho, muchísimo antes: ¡y con la venia del régimen de Guanabacoa! "A perro macho: ¡lo capan una sola vez!"
Tanta permisividad con La MariCori y tanta incapacidad por parte del régimen de detectar "su concha" y de evitar su fuga: ¡me confunden tremendamente! Después de todo, nuestra Premio Nobel ha dado muestra de que tiene genes similares a los que el carpintero Gepetto le transmitió a su muñeco de madera.
¿No será que desde Guanabacoa nos están preparando una versión II del "Chamorrazo"?
El que tenga neuronas: ¡que piense!
Miami 11 de diciembre de 2025
Robert Alonso
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